Acabamos otro curso de catequesis, una de las principales actividades de nuestra parroquia, finalizamos como siempre con las comuniones, un momento muy especial para niños, padres y catequistas, durante tres años acompañamos a estas familias en la formación cristiana de sus hijos con el fin de ayudarlos a crecer en su fe y en el desarrollo de su iniciación cristiana.
Yolanda García, catequista de los niños que este año hacían su primera comunión, nos ha querido dejar su testimonio sobre lo que ha supuesto para ella este tiempo:
En todo este tiempo he vivido emociones, momentos únicos, he profundizando en mi formación humano-cristiana y mis experiencias de Fe.
Tener desde el curso de iniciación hasta el curso en que tomarán la Comunión a un grupo de niños, crea unos vínculos muy especiales. La figura del catequista no consiste en ir a hablar una hora a los chicos, es un momento en el que te enriqueces como creyente, así como los apóstoles predicaban nosotros seguimos con el ejemplo: predicamos, actuamos... ser catequista es más que un "docente religioso", es un privilegio, es crecer.
En concreto mi último año ha sido muy especial, ha sido un año de cuenta atrás para ese momento tan especial que viven los niños, su Primera Comunión. Celebrar este Sacramento significa que Dios de la manera más íntima y personal entra en ti y está contigo; esto los chicos los entienden a su modo, pero para su catequista es como para el profesor que ha conseguido que su pupilo obtenga el doctorado, es decir, la mayor satisfacción. Yo este año he visto esto desde una perspectiva diferente, lo viví como niña, como madre y vivirlo ahora desde este ángulo es algo que marca para siempre.
Tener desde el curso de iniciación hasta el curso en que tomarán la Comunión a un grupo de niños, crea unos vínculos muy especiales. La figura del catequista no consiste en ir a hablar una hora a los chicos, es un momento en el que te enriqueces como creyente, así como los apóstoles predicaban nosotros seguimos con el ejemplo: predicamos, actuamos... ser catequista es más que un "docente religioso", es un privilegio, es crecer.
En concreto mi último año ha sido muy especial, ha sido un año de cuenta atrás para ese momento tan especial que viven los niños, su Primera Comunión. Celebrar este Sacramento significa que Dios de la manera más íntima y personal entra en ti y está contigo; esto los chicos los entienden a su modo, pero para su catequista es como para el profesor que ha conseguido que su pupilo obtenga el doctorado, es decir, la mayor satisfacción. Yo este año he visto esto desde una perspectiva diferente, lo viví como niña, como madre y vivirlo ahora desde este ángulo es algo que marca para siempre.