viernes, 16 de junio de 2023

LA MIRADA DE UNA CATEQUISTA

Un año mas finaliza el curso y con él han llegado las comuniones, Hace ya tiempo que no publicábamos el testimonio y vivencia de dar catequesis,  en esta ocasión es la hermana Roxana, carmelita misionera, quien nos guía en este camino de la catequesis de comunión y como ha vivido sus primeras comuniones en salamanca. A continuación os dejamos su experiencia:


Primeras Comuniones 2023

Parroquia S. Pedro Apóstol, Tejares.

 

“Yo Soy el Pan Vivo”

 

A los pies de la Virgen de la Salud.

    Cada domingo éramos convocados a compartir como familia en nuestra “segunda casa” la parroquia S. Pedro Apóstol. Nos reunía la catequesis y la Eucaristía, niños y niñas, catequistas, familias, acogidos en nuestra comunidad cristiana para alimentar nuestra fe en la Palabra de Dios, el Pan Eucaristico y la comunión fraterna. Pero ¿Quién nos movía a buscar cada domingo nuestros encuentros? ¿Con quién nos encontrábamos? ¿Qué compartíamos?

 





Convocados por el Espíritu de Dios.

    Sin duda alguna, quien nos movía con su aliento para ir a cada encuentro era el Espíritu de Dios. Los niños y las niñas, ilusionados abrían su corazón y su mente, no solo para aprender doctrina o memorizar una oración, sino que para conocer al Buen Amigo Jesus, que nos ama como somos, que se hace presente en la vida y que nos invita a vivir desde el Amor y el servicio como Él. Es decir no solo aprendíamos “cosas” sino que compartimos la vida.

 






Aprendiendo del Maestro.

    Nosotras catequistas, somos quienes más aprendemos, de la experiencia de los niños y niñas, pero sobre todo de la acción de Dios en la vida de cada uno, donde Jesús el Maestro va dirigiendo la vida; desde lo sencillo nos lleva al encuentro con Él. La sonrisa de los niños, su capacidad de compartir, su interés por aprender sobre nuestra fe, la inocencia que sorprende con su sabiduría, la apertura para dejarse asombrar por los pequeños detalles en cada encuentro, la habilidad para crear familia; esos son algunos signos de la verdadera Comunión.

 



La vida en comunidad de fe.

    Compartir la catequesis en este año, ha sido una experiencia de Iglesia; la cercanía, la acogida, la sencillez y alegría, la fe, el amor y la esperanza; son solo algunas palabras que describen cómo cada día en nuestra Parroquia vivimos y construimos nuestra comunidad de fe. Si bien es cierto, que entendemos por “catequesis de comunión” un tiempo determinado, eso no es así, porque la catequesis de comunión es para todos, todos los días, en la entrega de Jesús Eucaristía; en la vida diaria donde Él se hace presente y en la vida de comunidad donde cada domingo nos sigue invitando a su Banquete de Amor. Queda el compromiso en la respuesta personal y familiar para seguir alimentando la fe de estos niños y niñas que ahora más plenamente en la mesa Eucarística.








martes, 6 de junio de 2023

Fiesta de la Virgen de la Salud

Os dejamos varias imágenes de diferentes momentos de las celebraciones y procesiones de este fin de semana y del lunes






































 

sábado, 3 de junio de 2023

DÍA NOVENO ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS

 

ORACIÓN DE COMIENZO

La alegría por esta solemnidad es lo primero que nos reclama la liturgia. La composición de lugar nos sitúa ante la «señal grandiosa que apareció en el cielo: una mujer con el sol por vestido, la luna bajo sus pies, y en la cabeza una corona de doce estrellas». La petición: poder llegar a participar con Ella de la misma gloria en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1,39-56.

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:

-¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

María dijo:

-Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo.

Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes;
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-,
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor

 

MEDITACIÓN

Contemplar a María

 El Apocalipsis, con su rica imaginería, fija nuestra mirada en la Mujer. Concretamente en su gloria. Es la nueva Eva que engendra al Salvador.

La gloria de María se conecta con el triunfo del Resucitado. Así es el realismo de la salvación en Cristo. En efecto, Él es el primer resucitado. Cristo nos vivifica a todos. Por su acción ha tenido lugar la glorificación de María, su Asunción en cuerpo y alma al cielo. María, ahora, bien puede entonar, para que todos lo oigamos: «El Señor hizo en mí maravillas».



El Poderoso ha hecho obras grandes por mí

Es muy amable el encuentro entre María e Isabel. Con ésta declaramos a María bendita entre las mujeres y bendito el fruto de su vientre. Sentimos el gozo de la presencia de Cristo en la Virgen. Nuevamente la proclamamos dichosa por haber creído, por la radicalidad de su fe y de su entrega. Le agradecemos su sí incondicional al mensajero divino.

La meditación dará hoy nuevo sentido al Magníficat que cada atardecer canta la Iglesia. Se trata de repasarlo pausadamente y de dejarse empapar de los sentimientos de quien lo cantó por primera vez. Hay que verlo como sinfonía que desarrolla la más maravillosa frase musical: «Soy la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».

Dos realidades importan: la conciencia del poder y de la grandeza de Dios que, de lo que aparentemente no es nada, saca grandeza de salvación y, luego, retener que la gloria de María tuvo su fundamento en el servicio y la caridad fraternales.

Dios mío, ¡qué gran misterio de amor me propones hoy para mi meditación! A pesar de que una espada atravesó el corazón de tu Madre Santísima, ella siempre se mantuvo firme en la fe y con gran amor hoy me acoge, me ama y me enseña las virtudes que me pueden llevar a la santidad.

 

ORACIÓN FINAL

Buen Padre Dios, que hiciste subir al cielo a la Virgen María para hacerla gozar de tu gloria, concédenos vivir en este mundo sin perder de vista los bienes del cielo, viviendo con la esperanza de disfrutar eternamente de tu presencia amorosa.

Amén.

 

VICTORIA EN TRES NIVELES
La Asunción de María a los cielos se puede decir que tiene tres niveles:

a) Es la victoria de Cristo Jesús: el Señor Resucitado, tal como nos lo presenta Pablo, es el punto culminante del plan salvador de Dios. Él es la "primicia", el primero que triunfa plenamente de la muerte y del mal, pasando a la nueva existencia. El segundo y definitivo Adán que corrige el falló del primero.

b) Es la victoria de la Virgen María, que, como primera seguidora de Jesús y la primera salvada por su Pascua, participa ya de la victoria de su Hijo, elevada también ella a la gloria definitiva en cuerpo y alma. Ella, que supo decir un "sí" radical a Dios, que creyó en él y le fue plenamente obediente en su vida (."hágase en mí según tu Palabra"), es ahora glorificada y asociada a la victoria de su Hijo. En verdad "ha hecho obras grandes" en ella el Señor.

c) Pero es también nuestra victoria, porque el triunfo de Cristo y de su Madre se proyecta a la Iglesia y a toda la humanidad. En María se retrata y condensa nuestro desuno. A1 igual que su "sí" fue como representante del nuestro, también el "sí" de Dios a ella, glorificándola, es también un sí a nosotros: nos señala el destino que Dios quiere para todos. La comunidad eclesial es una comunidad en marcha, en lucha constante contra el mal. La Mujer del Apocalipsis, la Iglesia misma, y dentro de ella de modo eminente la Virgen María, nos garantizan nuestra victoria final. La Virgen es "figura y primicia de la Iglesia, que un día será glorificada; ella es consuelo y esperanza de tu pueblo, todavía peregrino en la tierra" (prefacio).

viernes, 2 de junio de 2023

DÍA OCTAVO MARÍA JUNTO A LA CRUZ DE JESÚS

 

ORACIÓN DE COMIENZO

Dios mío, ¡qué gran misterio de amor me propones hoy para mi meditación! A pesar de que una espada atravesó el corazón de tu Madre Santísima, ella siempre se mantuvo firme en la fe y con gran amor hoy me acoge, me ama y me enseña las virtudes que me pueden llevar a la santidad.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 19, 25-27

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo».
Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor

 

MEDITACIÓN

Meditación del Papa Francisco

 Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la cruz, nos la ha dado como Madre diciendo: “He ahí a tu madre”. Estas palabras tienen un valor de testamento y dan al mundo una Madre. Desde ese momento, la Madre de Dios se ha convertido también en nuestra Madre. En aquella hora en la que la fe de los discípulos se agrietaba por tantas dificultades e incertidumbres, Jesús les confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería jamás. Y la “mujer” se convierte en nuestra Madre en el momento en el que pierde al Hijo divino. Y su corazón herido se ensancha para acoger a todos los hombres, buenos y malos, y los ama como los amaba Jesús. La mujer que en las bodas de Caná de Galilea había cooperado con su fe a la manifestación de las maravillas de Dios en el mundo, en el Calvario mantiene encendida la llama de la fe en la resurrección de su Hijo, y la comunica con afecto materno a los demás. María se convierte así en fuente de esperanza y de verdadera alegría.

La Madre del Redentor nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras. De este modo nuestra misión será fecunda, porque está modelada sobre la maternidad de María. A ella confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades, las del mundo entero, especialmente el hambre y la sed de justicia y de paz; y la invocamos todos juntos: ¡Santa Madre de Dios! (Homilía de S.S. Francisco, 1 de enero de 2014).

 

ORACIÓN FINAL

Señor, no quiero acabar hoy mi oración sin darte gracias por el regalo que nos dejaste un poco antes de morir. Estabas con unos dolores terribles, con una muerte inminente, y todavía tuviste fuerzas para mirar a Juan y decirle: “Ahí tienes a tu madre”. No quisiste que nos quedáramos huérfanos. Todo el derroche de fortaleza y de ternura que había tenido María contigo hasta el momento supremo de la Cruz, no quisiste que se perdiera, sino que quedara para todos nosotros. Gracias, Señor, por tanto amor.

jueves, 1 de junio de 2023

DÍA SEPTIMO MARÍA EN CANÁ

 

ORACIÓN DE COMIENZO

Haznos, Señor, sensibles y atentos como María a las necesidades de los demás. Quiero, Señor, ser buena “escucha” de mis hermanos y saber reconocer que quien le da buen sabor a la vida es el buen vino de tu Reino. Devuélvenos, Señor, la vitalidad y la alegría que irradia tu presencia y tu acción en la boda de Caná.

 

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 2, 1-11

Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús.  Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y no tenían vino, porque se había acabado el vino de la boda. Le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.»  Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.»  Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.»
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba.  «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio  y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.»  Tal comienzo de los signos hizo Jesús, en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. Después bajó a Cafarnaún con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.


 

MEDITACIÓN

En el Antiguo Testamento, la fiesta de las bodas era un símbolo del amor de Dios hacia su pueblo. Era lo que todos esperaban en el futuro. Y precisamente en una fiesta de bodas, junto a una familia y una comunidad, Jesús cumple su “primer signo”.

La alegría de esta fiesta pronto se ve ensombrecida: falta el vino. La virgen percibe esta situación y acude a su hijo.
Llama la atención la respuesta de Jesús: “Todavía no ha llegado mi hora”. La hora de Jesús es su muerte y resurrección. Solamente en ese momento, es esta “hora” el misterio de Jesús llegará a su plenitud.
Ahora, en Caná, estamos al inicio del ministerio público de Jesús, por eso Él mismo dirá a su madre que no ha llegado el momento de su manifestación pública y total. Jesús irá desvelando poco a poco su identidad y por eso va a realizar este primer signo.

Esta sociedad necesita la reacción vigorosa de quienes creemos que todo hombre tiene una dignidad, pues es criatura de Dios y hermano nuestro.

Como María necesitamos aprender a presentarle a Jesús, no solo nuestras necesidades, sino las de los vecinos, de los amigos, de los que sufren por diversas circunstancias… que se les acabó el vino o no han conocido el vino nuevo: Amor, fe, alegría y paz, servicio, fraternidad… ¿Si conoces las bondades del Señor para ti, por qué escondérselas a los demás que sufren porque no las conocen? El amor es el vino nuevo que necesitamos para crecer en la fe. ¿La lectura orante de la Palabra, los sacramentos, la ayuda a los demás… son tu apoyo?

ORACIÓN FINAL

Señor dame la gracia de ser un buen «escucha», que sepa obedecer como María, alegremente tu llamo, que sepa reconocer que quien le da sabor a nuestra vida, es el buen vino de tu Reino.