Alégrate, Virgen María, llena de gracia. Porque el Señor está en ti
ACTO DE CONTRICIÓN PARA INICIAR TODOS LOS DIAS LA NOVENA
Señor mío Jesucristo, Padre mío redentor de mi alma herido y crucificado
por darme la salud que no merezco; arrepentido, y con dolor de haberos
ofendido, me llego a Vos, mi Dios, mi Criador y mi salud, y por quien sois, me
pes el alma de haberos ofendido con tanta culpa; enmienda de nunca más pecar,
por lo que espero de vuestra bondad infinita me habéis de perdonar por vuestra
sagrada pasión y por los méritos de mi Madre dulcísima de la Salud, y también
confío me librareis en esta vida de la peste de alma y cuerpo, concediéndome lo
que os pido en esta Novena, si es para gloria vuestra. Amén.
ORACIÓN PARA EMPEZAR EL DÍA
Eterno Dios, Creador de todas las cosas y Redentor del mundo, que por tu
bondad inmensa te dignaste concedernos los premios inefables de la salud
eterna, mediante la virginidad fecunda de tu querida Madre María Santísima, mi
Señora, que es salud, vida y esperanza nuestra; yo te suplico
humildemente por los méritos de esta soberana Reina, y por los de vuestra
pasión; vida y muerte, que cuando llegue la mía, se aparte mi corazón de todas
las cosas del mundo, empleándome todo en amaros con un amor ardentísimo, de
suerte que muera yo de puro amor a vuestros pies y los de vuestra purísima
Madre, y que me ayuden a amaros y a morir todos los Santos y Santas de mi
devoción. Pero mientras me quisieres conservar en este valle de miserias, os
suplico, Señor, me ayudéis a caminar por el camino de vuestros escogidos,
siguiendo vuestros ejemplos, e imitando las virtudes de vuestra Madre
Santísima, para que yo merezca veros como os ven los Santos en el cielo, y
también os pido me concedáis lo que solicito en esta Novena a mayor gloria
vuestra, servicio de mi Señora, salud y provecho de mi alma. Amén.
HIMNO
Madre del Redentor,
Virgen fecunda
puerta del Cielo
siempre abierta,
estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permaneces siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.
PALABRA DE DIOS
En aquellos días se levantó María y se fue con presteza a la región
montañosa, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel, y
en cuanto oyó Isabel el saludo de María, salto de gozo el niño en su seno, e
Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamando con gran voz, dijo:
"Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; y ¿de
dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque apenas la voz de
tu saludo llegó a mis oídos saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha
creído que se cumplirían las cosas que fueron dichas de parte del
Señor!". (Lc. 1, 39-45)
MEDITACIÓN
Asistimos a aquella "segunda anunciación".
La que el Espíritu Santo revela a santa Isabel en el momento de reconocer en
María a la Madre de su Señor. Estas dos mujeres viven y comparten el mayor
secreto que pueda Dios comunicar a los hombres, y lo hacen con una naturalidad
sorprendente. Por su parte, María, la llena de gracia, no sólo no se queda
ociosa en su casa. Ser Madre de Dios no desdice un ápice de su condición de
mujer humilde, de modo que va en ayuda de su prima. Isabel, por su parte,
anuncia, inspirada por el Espíritu, una gran verdad: la felicidad está en el
creer al Señor.
Cuando alguien se profesa cristiano, su fe y su
vida; lo que cree y cómo lo vive, son dos esferas que están íntimamente unidas.
Quien piense que "creer" es sólo profesar un credo religioso, adherir
a una religión o a unos dogmas, quizás tiene una pobre visión del término.
Porque cuando se cree de verdad se empieza a gustar las delicias con que Dios
regala a las almas que le buscan con sinceridad.
PETICIONES
Haciendo nuestros sentimientos de María expresados en su cántico de
alabanza, oramos a Dios Padre
En este momento que cada uno realice sus peticiones particulares del día
ORACIÓN FINAL
Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María cuando llevaba en su
seno a tu Hijo el deseo de visitar y ayudar a su prima Isabel, concédenos, te
rogamos, que, dóciles a tu inspiración , podamos servir como ella de compañía y
ayuda a nuestros hermanos.
Por Jesucristo, Nuestro Señor, Amén.
(Rezamos 5 Avemarías)
ORACIÓN PARA ACABAR EL DÍA
Soberana Emperatriz de Cielos y tierra, María Madre de Dios, mar inagotable
de salud, en quien todos tus hijos y devotos cifran sus mayores consuelos:
todos, postrados ante tus divinas aras, te ofrecemos el humilde obsequio y
corto tributo de esta Novena sagrada, y quisiéramos tener el encendido amor y
devoción fervorosa con que te alaban los serafines en la gloria, y te ha
celebrado todos los santos y justos de la tierra, para que fuese agradable a tus
ojos, y a los grandes beneficios que te debemos: todos te rendimos por ellos
infinitas gracias y esperamos de tu clemencia, que no han de impedir nuestras
culpas el amor con que siempre nos miras: no dejes de mirarnos, Señora, que si
tus ojos nos miran, es imposible nos dejen de favorecer tus bellos ojos: mira
al Sumo Pontífice; atiende al bien universal de la iglesias, exaltación de la
santa fe católica, extirpación de las herejías, y a las benditas Ánimas del
Purgatorio, que desde aquella cárcel de fuego imploran tu patrocinio; y en fin,
pues eres nuestra Madre dulcísima, échanos a todos tu bendición copiosa, y
danos la salud del cuerpo y alma, para que te celebremos después en el reino de
la gloria. Amén.
HIMNO A LA STMA. VIRGEN DE LA SALUD
Virgen santa, madre de Amor, salud y esperanza del obre que en su dolor,
pone en tus manos su confianza.
El Tormes besando tu trono de flores te canta canciones, canciones de
amores.
Como río inmenso tus hijos se llegan a tus pies hermosos y humildes los
besan.
Buscando la salud de cuerpo y alma tus fieles a Ti llegan. Madre mía, salud
en Ti buscando los enfermos y las almas que sufren alegría.
Como el rio besando las arenas las arrastra en su alas presuroso, así al
besar tus pies las almas buenas, la salud de Ti lleven y el reposo.