domingo, 28 de mayo de 2023

DÍA TERCERO PRESENTACIÓN DE MARÍA SANTISIMA

 ORACIÓN DE COMIENZO.

Señor, ante la imagen de la Virgen de la Salud, vengo a pedirte que me ensanches mi mente y, sobre todo mi corazón, para descubrir mi verdadera familia, mi familia en el espíritu, mi familia en la fe. Está por encima de los lazos de la carne y de la sangre. En esta familia yo descubro a Dios como Padre y a los demás como hermanos y hermanas. A esta gran familia pertenece especialmente María, la madre de Jesús, pero también nuestra madre.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 12, 46 – 50

Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte». Jesús le respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».

 

MEDITACIÓN

«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»

En el antiguo Israel, el clan, es decir la gran familia (la comunidad) era la base de la convivencia social. Era la protección de las familias y de las personas, la garantía de la posesión de la tierra, el cauce principal de la tradición, la defensa de la identidad.

A primera vista, nos parece que Jesús no tiene un comportamiento correcto con su madre. Todos hubieran deseado que, ante el anuncio de que su madre estaba ahí, hubiera cortado el discurso para saludar dar un abrazo a su madre. Pero Jesús, con este comportamiento, nos está diciendo que a su madre no la podemos encasillar en un esquema meramente “biológico”. Ella es grande porque siempre ha sido “la oyente de la Palabra de Dios”, la que siempre ha cumplido la voluntad del Padre. María va a ser una persona muy especial, un miembro cualificado, en la gran familia de los seguidores de Jesús. Y es que Jesús nunca ha querido separar a su madre, del Pueblo de Dios. En esta maravillosa “caravana de la fe” Ella es la primera. “Dichosa tú, la creyente”. Le dijo su prima Isabel. Y dichosos de nosotros que nos podemos aprovechar de la “palabra” del Señor, vivida, rumiada, asimilada, en el corazón de María.

 

ORACIÓN FINAL

 

Dios Padre, gracias por darme a mis hermanos, por permitirme disfrutarlos y convivir con ellos en mi casa, en la comunidad, en el trabajo, en la escuela, en el deporte, donde quiera que sea, y porque ellos también disfrutan de mi presencia y juntos somos tu rostro, tu Cuerpo, así mismo quiero cumplir con tu voluntad y hacer lo que tú me pides, hay veces que no estoy atento o dudo, te pido me ayudes a entender mejor tus llamados, tus planes y así poder cumplir contigo, mi Señor.

 

 

 

La niña María
-¡qué gracia en su vuelo!- ,
paloma del cielo,
al templo subía
y a Dios ofrecía
el más puro don.

Sagrario y mansión,
por él consagrada
y a él reservaba,
es su corazón.

¡Oh blanca azucena!
La Sabiduría
su trono te hacía ,
dorada patena,
de la gracia llena,
llena de hermosura.

Tu luz , Virgen pura,
niña inmaculada,
rasgue en alborada
nuestra noche oscura.
Tu presentación,
princesa María,
de paz y alegría
llena el corazón.

De Dios posesión
y casa habitada,
eres la morada
de la Trinidad.

A su Majestad
la gloria sea dada.
AMÉN.

sábado, 27 de mayo de 2023

DÍA SEGUNDO NACIMIENTO DE LA SANTISIMA VIRGEN MARÍA

 ORACIÓN DE COMIENZO

Dios, creador y restaurador del hombre, que has querido que tu Hijo, Palabra eterna, se encarnase en el seno de María siempre Virgen, escucha nuestras súplicas y que Cristo, tu Unigénito, hecho hombre por nosotros, se digne hacernos partícipes de su condición divina. Por nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-23

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.

David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jecomas y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.

Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
–«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrá por nombre Emmanuel,
que significa "Dios–con–nosotros".»



MEDITACIÓN

Para explicar el origen de Jesús, en el evangelio de hoy Mateo emplea un recurso literario utilizado en la antigüedad, que es la genealogía. Las genealogías servían para conocer los antepasados de una persona, y esto era de suma importancia en la cultura de los pueblos del oriente antiguo, en la que el individuo se entendía a sí mismo y era visto por los demás como parte de un grupo con el que establecía una relación de parentela por los lazos de la sangre y de la carne.

La intención de Mateo al comenzar su evangelio con esta genealogía es dar a conocer la ilustre ascendencia de Jesús, que se remonta nada menos que a David y a Abraham, presentándolo así como un personaje muy importante y honorable a los ojos de sus contemporáneos.

Contemplar en este segundo día el Nacimiento de la Santísima Virgen no tiene que evocar en nuestra memoria el recuerdo de nuestros antepasados, de su historia y de sus tradiciones que se han perpetuado de generación en generación, dando como resultado un acumulado histórico donde vamos prolongando la herencia cultural de nuestros mayores a través de la familia. Que el recuerdo de María como madre de Jesús y parte de una familia, consolide en nuestra vida los vínculos de la unidad familiar.

ORACIÓN FINAL

Cuántas veces en nuestras vidas no vemos claro, nos falta luz. Y sin embargo, Dios está ahí, como estuvo hace dos mil años en la vida de la Sagrada Familia de Nazaret. Celebrando el cumpleaños de la Virgen María, aprovechemos para renovar nuestra fe. Unámonos en familia en torno a ella y pidámosle que nos ayude a descubrir siempre la mano de Dios en nuestra vida. Que al igual que María y José, sepamos confiar en la Providencia buscando en todo servir y agradar a Dios. Así sea.

 

 

SAN JUAN DAMASCENO

(hacia 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia)

 

Homilía sobre la Natividad de la Virgen María, 1-2

Un madre digna del que la creó

¡Venid, naciones todas; venid, hombres de cualquier raza, de cualquier lengua, de cualquier edad, de cualquier dignidad! ¡Venid con alegría, festejemos la natividad de la que es la alegría del mundo entero! Si incluso los paganos honran el aniversario de su rey… ¿qué deberíamos hacer nosotros para honrar el de la Madre de Dios, por quien toda la humanidad ha sido transformada, por quien el dolor de Eva, nuestra primera madre, ha sido cambiado en gozo? En efecto, Eva escuchó la sentencia de Dios: «Parirás hijos con dolor» (Gn 3,16); y María: «Alégrate, llena de gracia… es Señor está contigo» (Lc 1,28)…

Que toda la creación esté de fiesta y cante el santo nacimiento 

viernes, 26 de mayo de 2023

DÍA PRIMERO CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA

 ORACIÓN DE COMIENZO.

Señor y Dios nuestro, a cuyo designio se sometió la Virgen Inmaculada aceptando, al anunciárselo el ángel, encarnar en su seno a tu Hijo; tú que la has transformado, por obra del Espíritu Santo, en templo de tu divinidad, concédenos, siguiendo su ejemplo, la gracia de aceptar tus designios con humildad de corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1,26-38.

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.

El ángel, entrando a su presencia, dijo:

—Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres.

Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél.

El ángel le dijo:

—No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Y María dijo al ángel:

—¿Cómo será eso, pues no conozco varón?

El ángel le contestó:

—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.

Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.

María contestó:

—Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.

Y el ángel se retiró.

 

 

 

MEDITACIÓN

La visita del ángel a María evoca las visitas de Dios a varias mujeres del Antiguo Testamento: Sara, madre de Isaac (Gn 18,9-15), Ana, madre de Samuel (1 Sam 1,9-18), la madre de Sansón (Jueces 13,2-5). A todas ellas fue anunciado el nacimiento de un hijo con una misión importante en la realización del plan de Dios.

Este texto encierra humildad, la grandeza con la pequeñez, la relación más íntima entre Dios y el hombre, la humanidad, el amor y la misericordia.

María estaba preparada para recibir a Dios en su corazón. En su corazón no existían zonas oscuras o reservadas, sino que era como un río cristalino en el que se podía ver todo. María era una mujer auténtica. Podemos decir que tenía las puertas de su corazón abiertas de par en par para cumplir la voluntad de Dios. Y ese «sí» fue una respuesta concreta de su alma. Tal vez, no entendía lo que estaba pasando y, mucho menos, se imaginaba lo que pasaría en el futuro. No se imaginaba cómo vendría este hijo suyo, no se imaginaba su nacimiento en un pesebre, ni el dolor tan grande al ver a ese hijo clavado en la cruz. Pero dijo «sí» y «hágase».
Silencio, escucha, sencillez, paz, amor. Éstas fueron las virtudes que ejercitó María durante su vida. Y así, pudo tener su corazón abierto para recibir la gracia de Dios. Por eso es la llena de gracia. “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.

ORACIÓN FINAL

Te pedimos que intercedas por nosotros, para que al igual que tú, también nosotros queramos estar unidos a Dios y aceptemos su voluntad sobre nuestra vida. Que al igual que tú, seamos cada día instrumentos de alegría para los hermanos que necesitan de nuestra ayuda. Así sea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


SAN BERNARDO DE CLAVARAL:  “No temas, María.” 

Oíste, Virgen, que concebirás y darás a luz a un hijo;
oíste que no era por obra de varón,
sino por obra del Espíritu Santo.
Mira que el ángel aguarda tu respuesta,
porque ya es tiempo que se vuelva al Señor que lo envió.
También nosotros, los condenados infelizmente a muerte por la divina sentencia, esperamos,
Señora,
esta palabra de misericordia.
Se pone entre tus manos el precio de nuestra salvación;
en seguida seremos librado si consientes.
Por la Palabra eterna de Dios fuimos todos creados, y a pesar de eso morimos;
mas por tu breve respuesta seremos ahora restablecidos para ser llamados de nuevo a la vida…
No tardes, Virgen María, da tu respuesta.
Señora Nuestra, pronuncia esta palabra que la tierra, los abismos y los cielos esperan.
Mira: el rey y señor del universo desea tu belleza, desea no con menos ardor tu respuesta.
Ha querido suspender a tu respuesta la salvación del mundo.
Has encontrado gracia ante de él con tu silencio; ahora él prefiere tu palabra.
El mismo, desde las alturas te llama: “Levántate, amada