sábado, 10 de junio de 2017

DÍA NOVENO: ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS


fotografía: Marta Pérez


Palabra de Dios: "Entonces dijo María: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque se ha fijado en su humilde esclava.
Pues mira, desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho tanto por mí: Él es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Su brazo interviene con fuerza, desbarata los planes de los arrogantes, derriba del trono a los poderosos y exalta a los humildes, a los hambrientos colma de bienes y a los ricos despide de vacío. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a Abrahán y su descendencia" (Lc. 1, 44-55)


Meditación:
 Ahora María, ya en el Cielo, comprende en su totalidad la misión que Dios le ha confiado. Porque María, como Jesús, no va a estar ociosa mientras goza en plenitud de la gloria de Dios. Ahora sabe bien lo que es ser la Madre de aquellos hijos que Jesús le confiara desde la cruz.

Madre de la Iglesia, ha de vigilar con ojo atento a los pastores igual que a los fieles, a fin de que la Iglesia realice la obra del Reino de Dios hasta llevarlo a término final.

Madre de todos los hombres, tiene que tener el cuidado de todos y de cada uno, hasta que los vea seguros a todos dentro del Cielo. Allí no puede faltar ninguno de los elegidos.
Para realizar esta su misión de Madre, Dios la constituye Medianera de todas las gracias que nos mereció Jesús con su pasión y muerte redentoras.

viernes, 9 de junio de 2017

DÍA OCTAVO: MARÍA JUNTO A LA CRUZ DE JESÚS


Palabra de Dios: "Simeón los bendijo y dijo a María su madre: ´Mira: éste está puesto para que todos en Israel caigan o se levanten; será una bandera discutida, mientras que a ti una espada te traspasará el corazón; así quedará patente lo que todos piensan´"(Lc. 2, 34-35)
"Estaban junto a la cruz de Jesús su madre; la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. Al ver a su madre y a su lado al discípulo preferido, dijo Jesús:´¡Mujer, ese es tu hijo! y luego al discípulo: ´¡Esa es tu madre!. Desde entonces el discípulo la recibió en su casa" (Jn. 19, 25-27)






Meditación: María junto a la cruz muestra más claramente el papel que juega María en la misión de su Hijo. Vimos antes que María, en su piedad, nunca fue una persona que se aislaba de su pueblo: al orar ella lo hacía como una hija de Israel. Ahora es miembro del nuevo "Israel" que es la Iglesia o nuevo pueblo de Dios fundado por su Hijo. ¿Cuál va a ser la función de María en este nuevo pueblo de Dios? La Tradición de la Iglesia responde espontáneamente que es ser "Madre". La Iglesia tiene una Madre, pero ¿por qué era necesario que la Iglesia tuviera una Madre?

Con la ausencia visible de Jesús a través de su muerte, los discípulos iban a quedarse huérfanos. Para suplir esa orfandad forzada por la muerte de Jesús, Él mismo los encomendó a su Madre. Lo que cada uno tiene que hacer con María es "recibirla en su casa" al estilo de San Juan Evangelista.

Este recibir a María "en su casa" es sólo una imagen para indicar una realidad más profunda: hay que tener a María como Madre, como intercesora, como ejemplo... Esto es todo lo que viene a nuestra mente al pensar en la analogía de "Madre".

jueves, 8 de junio de 2017

DÍA SÉPTIMO: MARÍA DE CANÁ


fotografía: Marta Pérez


Palabra de Dios: "Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la Madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y como faltara vino, le dice a Jesús su madre:no tienen vino. Jesús le responde: ¿qué tengo yo contigo mujer? Todavía no ha llegado mi hora. Dice su madre a los sirvientes: haced lo que El os diga... EN Caná de Galilea dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria y creyeron en Él su discípulos" (Jn 2, 1-5.11)


Meditación: En Caná, la Virgen muestra una vez más su total disponibilidad a Dios. Ella que, en la Anunciación, creyendo en Jesús antes de verlo, había contribuido al prodigio de la concepción virginal, aquí, confiando en el poder de Jesús aún sin revelar, provoca su "primer signo", la prodigiosa transformación del agua en vino.

De ese modo, María precede en la fe a los discípulos que, cómo dice San Juan, creerán después del milagro: Jesús " manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos" (Jn 2, 11). Más aún, al obtener el signo prodigioso, María brinda un apoyo a su fe.