viernes, 29 de marzo de 2019

CUARESMA 2019 CUARTO VIERNES DE CUARESMA


 Evangelio
11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle, 15 y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos 16 y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba, 17 y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti 19 ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó, 21 y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase, 29 más él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos, 30 pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas, 32 mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.


 Palabras del Papa:
Hacer todas las noches el «examen de conciencia» como una oración, para identificar si lo que nos ha movido en la jornada ha sido «el Espíritu de Dios o el espíritu del mundo», es un ejercicio decisivo en nuestro «combate espiritual» que nos lleva a «entender el corazón» y «el sentido de Cristo».

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2018/documents/papa-francesco-cotidie_20180904_examen-conciencia.html



Consejos para vivir la cuaresma:
Este viernes, nos centraremos en las palabras del evangelio, en el perdón, en pedir perdón por nuestros errores, perdonar a los otros y el perdón del padre.
Pedir perdón, como el hijo que le reclama a su padre lo que le corresponde de herencia, se va y se equivoca, dándose cuenta de su error, lo medita y se da cuenta de que debe pedir perdón, porque se alejó del camino que debía seguir, por uno que él pensaba mejor sin valorar los consejos que su padre le daba.
En nuestro día a día como nos dicen también las palabras del Papa, debemos hacer examen de conciencia para tratar de no cometer los mismos errores, siempre nos va a resultar difícil, pero a base de esfuerzo se conseguirá, este examen de conciencia también nos llevara a la humildad para poder pedir perdón, a quien hemos hecho daño y para continuar nuestro camino, contra todos nuestros defectos solo podemos luchar si nos apoyamos en la humildad, que nos acerca al servicio a los demás, sin más pretensión que el saber que lo que hacemos lo hacemos por los demás, sin esperar nada a cambio.
Perdón del padre, por muy grandes que sean nuestros fallos, el amor incondicional de nuestros padres nos los va a perdonar y sin necesidad de que vayamos a ellos y les digamos un lo siento. Ellos nos van a guiar para que no repitamos esos mismos errores
Perdón a los demás, ¿quién somos nosotros para perdonar a otros, si cometemos los mismos errores o más grandes? Si alguien ha hecho algo en nuestra contra y arrepentido viene a pedirnos perdón, solo podemos perdonarle, su arrepentimiento vale más que cualquier enojo que podamos tener con esa persona
Si volvemos a la parábola del hijo prodigo, el primer perdón, el del hijo a padre nos refleja a nosotros mismos en nuestra vida diaria y en nuestra relación con Dios, cuando nos damos cuenta de nuestros errores y acudimos a confesarnos con humildad. El segunde perdón, el del Padre, que no es otro que Dios, lo recibimos siempre y con un padre con los brazos abiertos, con ese amor incondicional del que hablábamos que tienen los padres, que todo lo perdonan. El tercer perdón, el perdón a los demás, ese lo vemos en el hermano que se quedó con el padre, no entiende que su padre perdone a su hermano, el ve los errores que este ha cometido y que el en su soberbia de creerse perfecto no perdona, tras hablar con su padre, tras reflexionar con el Padre, aunque el texto no lo dice, sabemos que el también perdona a su hermano y se baja de ese pedestal en el que se ha colocado al creerse perfecto, también el seguramente pidió perdón a su padre por sus propios errores.
Finalizamos esta reflexión diciendo que no hay mayor satisfacción que saberse perdonado tras haber reconocido nuestros errores, ni mayor recompensa que la humildad y el esfuerzo a la hora de no intentar volver a cometerlos

No hay comentarios:

Publicar un comentario