Evangelio
Mientras lo conducían, echaron mano
de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para
que la llevase detrás de Jesús
Lucas 23, 26
Meditaciones vía crucis del coliseo 30 marzo
2018:
Quinta estación
Te veo, Jesús, aplastado bajo el peso de la cruz. Veo
que tú solo no puedes; precisamente en el momento de más dificultad, te has
quedado solo, ya no están los que se decían amigos tuyos: Judas te ha
traicionado, Pedro te ha renegado, los otros te han abandonado. Pero de repente
sucede un encuentro imprevisto, alguien, un hombre cualquiera que tal vez te
escuchó hablar pero no te siguió, ahora está aquí, a tu lado, hombro con
hombro, para compartir tu yugo. Se llama Simón y es un extranjero que viene de
lejos, de Cirene. Hoy, para él, es algo inesperado, que se le revela como un
encuentro.
Son infinitos los encuentros y desencuentros que
vivimos cada día, sobre todo para nosotros, los jóvenes, que entramos
continuamente en contacto con realidades nuevas, con nuevas personas. Y en el
encuentro inesperado, en lo accidental, en la sorpresa desconcertante, es donde
se esconde la oportunidad para amar, para reconocer lo mejor del prójimo, aun
cuando nos parezca diferente.
Jesús, algunas veces nos sentimos como tú, abandonados
por los que creíamos que eran nuestros amigos, bajo un peso que nos aplasta.
Pero no debemos olvidar que hay un Simón de Cirene dispuesto para cargar con
nuestra cruz. No debemos olvidar que no estamos solos, y esta certeza nos dará
la fuerza para hacernos cargo de la cruz del que está a nuestro lado.
Te veo, Jesús: ahora parece que sientes un poco de
alivio, ahora que ya no estás solo puedes respirar por un instante. Y veo a
Simón: quién sabe si ha experimentado que tu yugo es ligero, quién sabe si se
da cuenta de lo que significa ese imprevisto en su vida.
fotografia de Salamanca Costalera |
Consejos para vivir la cuaresma:
Simón de Cirene, el cirineo, un hombre cualquiera, como podemos ser tú,
yo o esa persona con la que coincides en el autobús, en el supermercado, etc. Pero
que no es cualquier persona, el ayudo a Jesús en su camino al Gólgota, donde se
dirigía a morir.
El, Simón, estaba en Jerusalén, seguramente por que como era la pascua judía,
había acudido como mucha otra gente a celebrarla allí, y se encontró a un
hombre que cargaba con un peso más grande que la fuerza que tenía, los
centuriones romanos obligaron a Simón a llevar junto a Jesús su carga, no
sabemos qué sintió en ese momento, pero seguro que Jesús lo agradeció, no cargaría
el solo con su pesar, tenía a alguien que le acompañaría hasta el final, que le
aliviaba el peso de su responsabilidad.
Si lo pensamos, ¿cuántas veces necesitamos que alguien nos ayude y nos
alivie un poco el peso de nuestras cargas? ¿Cuánto agradecemos cuando un amigo
o familiar nos dice que te pasa, aquí estoy? E incluso un desconocido, que te
ve mal y se preocupa por ti. Pero no es en nuestras necesidades en las que
tenemos que fijarnos en este momento, si no en Simón y en lo que hizo, no era
el quien necesitaba ayuda si no quien la daba, vio a alguien sufriendo y le
ayudo, le sirvió, sin saberlo siguió las palabras que nos dice Jesús en la última
cena “no he venido a ser servido, si no a servir” y ahí estaba el sirviendo al
Hijo de Dios. ¿Y nosotros? ¿Cuándo servimos nosotros al hijo de Dios? ¿Y a los demás?
¿Cuándo nos preocupamos por nuestro prójimo, por las personas que tenemos cerca
o por las que están más lejos pero que sufren al llevar sus cruces? ¿Vemos cómo
nuestros familiares sufren por alguna cosa y les apoyamos incondicionalmente? ¿Cuándo
un amigo está mal por algo, nos sentamos a su lado y le decimos aquí estoy o
nos ponemos analizar y reprochar lo que ha hecho mal? ¿Cuándo nos enteramos de
que hay personas sufriendo por una razón o por otra, buscamos la forma de poder
ayudar o nos quedamos cómodamente en nuestro sofá viéndolos sufrir sin que se
nos remueva la conciencia?
Seamos como Simón, simplemente acompañemos, ayudemos, estemos para
quien nos necesite, aliviemos un poco la carga de sus cruces al acompañarles en
su camino.
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