viernes, 5 de abril de 2019

CUARESMA 2019 QUINTO VIERNES DE CUARESMA


 Evangelio
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús
Lucas 23, 26



 Meditaciones vía crucis del coliseo 30 marzo 2018:
Quinta estación
Te veo, Jesús, aplastado bajo el peso de la cruz. Veo que tú solo no puedes; precisamente en el momento de más dificultad, te has quedado solo, ya no están los que se decían amigos tuyos: Judas te ha traicionado, Pedro te ha renegado, los otros te han abandonado. Pero de repente sucede un encuentro imprevisto, alguien, un hombre cualquiera que tal vez te escuchó hablar pero no te siguió, ahora está aquí, a tu lado, hombro con hombro, para compartir tu yugo. Se llama Simón y es un extranjero que viene de lejos, de Cirene. Hoy, para él, es algo inesperado, que se le revela como un encuentro.
Son infinitos los encuentros y desencuentros que vivimos cada día, sobre todo para nosotros, los jóvenes, que entramos continuamente en contacto con realidades nuevas, con nuevas personas. Y en el encuentro inesperado, en lo accidental, en la sorpresa desconcertante, es donde se esconde la oportunidad para amar, para reconocer lo mejor del prójimo, aun cuando nos parezca diferente.
Jesús, algunas veces nos sentimos como tú, abandonados por los que creíamos que eran nuestros amigos, bajo un peso que nos aplasta. Pero no debemos olvidar que hay un Simón de Cirene dispuesto para cargar con nuestra cruz. No debemos olvidar que no estamos solos, y esta certeza nos dará la fuerza para hacernos cargo de la cruz del que está a nuestro lado.
Te veo, Jesús: ahora parece que sientes un poco de alivio, ahora que ya no estás solo puedes respirar por un instante. Y veo a Simón: quién sabe si ha experimentado que tu yugo es ligero, quién sabe si se da cuenta de lo que significa ese imprevisto en su vida.



fotografia de Salamanca Costalera






Consejos para vivir la cuaresma:
Simón de Cirene, el cirineo, un hombre cualquiera, como podemos ser tú, yo o esa persona con la que coincides en el autobús, en el supermercado, etc. Pero que no es cualquier persona, el ayudo a Jesús en su camino al Gólgota, donde se dirigía a morir.
El, Simón, estaba en Jerusalén, seguramente por que como era la pascua judía, había acudido como mucha otra gente a celebrarla allí, y se encontró a un hombre que cargaba con un peso más grande que la fuerza que tenía, los centuriones romanos obligaron a Simón a llevar junto a Jesús su carga, no sabemos qué sintió en ese momento, pero seguro que Jesús lo agradeció, no cargaría el solo con su pesar, tenía a alguien que le acompañaría hasta el final, que le aliviaba el peso de su responsabilidad.
Si lo pensamos, ¿cuántas veces necesitamos que alguien nos ayude y nos alivie un poco el peso de nuestras cargas? ¿Cuánto agradecemos cuando un amigo o familiar nos dice que te pasa, aquí estoy? E incluso un desconocido, que te ve mal y se preocupa por ti. Pero no es en nuestras necesidades en las que tenemos que fijarnos en este momento, si no en Simón y en lo que hizo, no era el quien necesitaba ayuda si no quien la daba, vio a alguien sufriendo y le ayudo, le sirvió, sin saberlo siguió las palabras que nos dice Jesús en la última cena “no he venido a ser servido, si no a servir” y ahí estaba el sirviendo al Hijo de Dios. ¿Y nosotros? ¿Cuándo servimos nosotros al hijo de Dios? ¿Y a los demás? ¿Cuándo nos preocupamos por nuestro prójimo, por las personas que tenemos cerca o por las que están más lejos pero que sufren al llevar sus cruces? ¿Vemos cómo nuestros familiares sufren por alguna cosa y les apoyamos incondicionalmente? ¿Cuándo un amigo está mal por algo, nos sentamos a su lado y le decimos aquí estoy o nos ponemos analizar y reprochar lo que ha hecho mal? ¿Cuándo nos enteramos de que hay personas sufriendo por una razón o por otra, buscamos la forma de poder ayudar o nos quedamos cómodamente en nuestro sofá viéndolos sufrir sin que se nos remueva la conciencia?
Seamos como Simón, simplemente acompañemos, ayudemos, estemos para quien nos necesite, aliviemos un poco la carga de sus cruces al acompañarles en su camino.

viernes, 29 de marzo de 2019

CUARESMA 2019 CUARTO VIERNES DE CUARESMA


 Evangelio
11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle, 15 y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos 16 y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba, 17 y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti 19 ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó, 21 y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase, 29 más él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos, 30 pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas, 32 mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.


 Palabras del Papa:
Hacer todas las noches el «examen de conciencia» como una oración, para identificar si lo que nos ha movido en la jornada ha sido «el Espíritu de Dios o el espíritu del mundo», es un ejercicio decisivo en nuestro «combate espiritual» que nos lleva a «entender el corazón» y «el sentido de Cristo».

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2018/documents/papa-francesco-cotidie_20180904_examen-conciencia.html



Consejos para vivir la cuaresma:
Este viernes, nos centraremos en las palabras del evangelio, en el perdón, en pedir perdón por nuestros errores, perdonar a los otros y el perdón del padre.
Pedir perdón, como el hijo que le reclama a su padre lo que le corresponde de herencia, se va y se equivoca, dándose cuenta de su error, lo medita y se da cuenta de que debe pedir perdón, porque se alejó del camino que debía seguir, por uno que él pensaba mejor sin valorar los consejos que su padre le daba.
En nuestro día a día como nos dicen también las palabras del Papa, debemos hacer examen de conciencia para tratar de no cometer los mismos errores, siempre nos va a resultar difícil, pero a base de esfuerzo se conseguirá, este examen de conciencia también nos llevara a la humildad para poder pedir perdón, a quien hemos hecho daño y para continuar nuestro camino, contra todos nuestros defectos solo podemos luchar si nos apoyamos en la humildad, que nos acerca al servicio a los demás, sin más pretensión que el saber que lo que hacemos lo hacemos por los demás, sin esperar nada a cambio.
Perdón del padre, por muy grandes que sean nuestros fallos, el amor incondicional de nuestros padres nos los va a perdonar y sin necesidad de que vayamos a ellos y les digamos un lo siento. Ellos nos van a guiar para que no repitamos esos mismos errores
Perdón a los demás, ¿quién somos nosotros para perdonar a otros, si cometemos los mismos errores o más grandes? Si alguien ha hecho algo en nuestra contra y arrepentido viene a pedirnos perdón, solo podemos perdonarle, su arrepentimiento vale más que cualquier enojo que podamos tener con esa persona
Si volvemos a la parábola del hijo prodigo, el primer perdón, el del hijo a padre nos refleja a nosotros mismos en nuestra vida diaria y en nuestra relación con Dios, cuando nos damos cuenta de nuestros errores y acudimos a confesarnos con humildad. El segunde perdón, el del Padre, que no es otro que Dios, lo recibimos siempre y con un padre con los brazos abiertos, con ese amor incondicional del que hablábamos que tienen los padres, que todo lo perdonan. El tercer perdón, el perdón a los demás, ese lo vemos en el hermano que se quedó con el padre, no entiende que su padre perdone a su hermano, el ve los errores que este ha cometido y que el en su soberbia de creerse perfecto no perdona, tras hablar con su padre, tras reflexionar con el Padre, aunque el texto no lo dice, sabemos que el también perdona a su hermano y se baja de ese pedestal en el que se ha colocado al creerse perfecto, también el seguramente pidió perdón a su padre por sus propios errores.
Finalizamos esta reflexión diciendo que no hay mayor satisfacción que saberse perdonado tras haber reconocido nuestros errores, ni mayor recompensa que la humildad y el esfuerzo a la hora de no intentar volver a cometerlos

viernes, 22 de marzo de 2019

CUARESMA 2019 TERCER VIERNES DE CUARESMA


 Evangelio
"15.Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.» 16.Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17.Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; 18.y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. 19.María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón.
34.Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - 35.¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»" 
Lucas 2 15-19, 34-35
"25.Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena. 26.Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» 27.Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa." 
Juan 19 25-27



 palabras del Papa:
La existencia de la Virgen se desarrolló como la de una mujer común de su tiempo: rezaba, gestionaba la familia y la casa, frecuentaba la sinagoga… Pero cada acción diaria la hacía siempre en unión total con Jesús. Y sobre el Calvario esta unión alcanzó la cumbre en el amor, en la compasión y en el sufrimiento del corazón. Por eso Dios le donó una participación plena en la resurrección de Jesús. El cuerpo de la Santa Madre fue preservado de la corrupción, como el del hijo.


consejos para vivir la cuaresma:
Hoy queremos fijarnos en María, en la madre de Jesús. Una mujer valiente, que a pesar del miedo    que le produjo que se le apareciera el ángel del Señor y le dijera que su vida cambiaría completamente, le dijo que SI, que aceptaba servir a Dios y ser la madre de su hijo. En su día a día atendía a su familia y como mujer de fe rezaba y le ofrecía todo lo que hacía en su día a día a Dios. Siempre acompaño a su hijo en el caminar de su vida, durante el tiempo en que vivía como un carpintero aun en casa, habiendo heredado el oficio de su padre y cuando dejo todo atrás para predicar la palabra de su Padre, ella lo escuchaba y como nos dice el evangelio de Lucas lo meditaba en su corazón. Como madre sufrió la pérdida de su hijo, pero aun así fue la que consoló y cobijó a sus seguidores cuando Jesús murió y ellos se sintieron perdidos sin él y con miedo a seguir predicando su palabra.
María esta cuaresma debe ser el reflejo en el que nos miremos, confiemos como ella en el Señor, seamos seguidores de Jesús como lo fue ella, que hombres y mujeres por igual cuidemos y hagamos crecer a nuestras familias, ofrezcamos a Dios nuestros que haceres diarios como hacía María. Seamos consoladores igual que ella con aquellos que nos necesiten y ante todo, no tengamos miedo a mostrar nuestra fe y seamos ejemplo de cristianos como lo fue la misma María desde aquel SI al angel.