Hoy viernes de dolores, tenemos muy presente a la virgen y vivimos con ella los 7 dolores que marcaron su vida junto a Jesús. meditamos los diferentes momentos que vivió desde el nacimiento de su hijo hasta su muerte. A continuación os dejamos una meditación del Vía Matrix.
MEDITACION
DE LOS DOLORES DE LA VIRGEN
Primer Dolor: La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús
Evangelio: “Cuando
se llegó el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés
(cuarenta días después del nacimiento de Jesús), llevaron a Jesús a Jerusalén
para presentarlo al Señor y para ofrecer un sacrificio, conforme a lo que
se dice en la Ley del Señor.
Vivía
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que
aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había
recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al
Mesías del Señor.
Impulsado por
el Espíritu Santo, fue al Templo. Cuando entraban con el Niño Jesús sus padres,
Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
Ahora, Señor,
según tu promesa, puedes dejar a tu siervo
irse en paz; porque mis ojos han visto a tu
Salvador, a quien has presentado ante todos
los pueblos, luz para alumbrar a las
naciones, y gloria de tu pueblo, Israel.
José y María,
la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los
bendijo, diciendo a María, su madre: Mira: este está puesto para que muchos en
Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara
la actitud de muchos corazones. Y a ti una espada te traspasará el alma.”
Meditación: Virgen
María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de
dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo
te manifestó que tu participación en nuestra redención sería a base de dolor;
te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que seamos
dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es
contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Segundo Dolor: La huida a Egipto con
Jesús y José
Evangelio: “Después que
ellos partieron, un ángel del Señor apareció en sueños a José, diciéndole:
Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y estate allí hasta que
yo te avise; pues Herodes ha de buscar al niño para matarle. Levantándose José,
tomó al niño y a su madre, de noche, y se retiró a Egipto”.
Meditación: Virgen
María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan
lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al
poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a
traernos vida eterna; te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del
mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es
contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Tercer Dolor: La pérdida de Jesús
Evangelio: "Sus padres iban
todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y cuando tuvo doce
años, subieron a la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días, al
regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo advirtiesen sus
padres. Suponiendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino buscándolo
entre los parientes y conocidos, y como no lo encontrasen, retornaron a
Jerusalén en busca suya. Y ocurrió que, al cabo de tres días, lo encontraron en
el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles.
Cuantos le oían quedaban admirados de su sabiduría y de sus respuestas. Al
verlo se maravillaron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?
Mira cómo tu padre y yo, angustiados, te buscábamos. Y él les dijo: ¿Por qué me
buscabais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo"
Meditación: Virgen
María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu
Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir
en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos
en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se
pierdan por malos caminos.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es
contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Cuarto Dolor: El encuentro de Jesús
con la cruz a cuestas camino del calvario
Evangelio: “No temas María, Él
será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono
de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no
tendrá fin”
Meditación:
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que
sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras
culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; Él, que era
creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser
condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado
como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de
espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y
ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las
espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor
sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande;
sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado;
te acompañamos en este dolor . . . Y, por los méritos del mismo, haz que seamos
dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es
contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Quinto Dolor: La crucifixión y la
agonía de Jesús
Evangelio: “Llegados al lugar
llamado "La Calavera", le crucificaron allí a él y a los dos
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: "Padre,
perdónales, porque no saben lo que hacen"... Era ya eso de mediodía
cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la
media tarde. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte
grito dijo: "Padre, en tus manos pongo mis espíritu" y,
dicho esto, expiró”
Meditación: Virgen
María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la
crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego
al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión
hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te
sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por
los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que
podamos recibir los frutos de la redención.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es
contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Sexto Dolor: La lanzada y el recibir
en brazos a Jesús ya muerto
Evangelio: “Cuando anochecía el día de la preparación,
es decir, la víspera del sábado, José, natural de Arimatea y miembro
importante de la Junta Suprema, el cual también esperaba el reino de Dios, se
dirigió con decisión a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato,
sorprendido de que ya hubiera muerto, llamó al centurión para preguntarle
cuánto hacía que había muerto. Cuando el centurión le hubo informado,
Pilato entregó el cuerpo a José. Entonces José bajó el cuerpo y lo
envolvió en una sábana de lino que había comprado. Luego lo puso en un sepulcro
excavado en la roca, y tapó con una piedra la entrada del sepulcro”
Meditación: Virgen
María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la
lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado
en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo
ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la
vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de
bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y
también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor... Y, por los
méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como Él nos amó.
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es
contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Séptimo Dolor: El entierro de Jesús y
la soledad de María
Evangelio: “Después de esto,
José, el de Arimatea, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús.
José era un seguidor de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Pilato
le dio permiso, y José fue y se llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que
una noche fue a hablar con Jesús, llegó con unos treinta kilos de
perfume de mirra y áloe. José y Nicodemo, pues, tomaron el cuerpo de Jesús
y lo envolvieron con vendas empapadas en aquel perfume, según acostumbraban
hacer los judíos para enterrar a sus muertos. En el lugar donde
crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro
nuevo, donde todavía no se había depositado a nadie. Allí pusieron el
cuerpo de Jesús, porque el sepulcro estaba cerca y porque ya iba a empezar el
sábado de los judíos”
Meditación: Virgen
María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu
Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en
tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que
al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús
por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los
siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y
muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros
pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva le acompañaste en todos sus sufrimientos:
y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor . .
. Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia
particular que te pedimos…
Dios te salve María, llena eres de gracia, El Señor es
contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
Meditación
extraída de: https://www.aciprensa.com/recursos/7-dolores-de-la-virgen-maria-1507
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