Palabra de
Dios: En aquellos días se
levantó María y se fue con presteza a la región montañosa, a una ciudad de
Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel, y en cuanto oyó Isabel el
saludo de María, salto de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del
Espíritu Santo y exclamando con gran voz, dijo: "Bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre; y ¿de donde a mi que la madre de mi
Señor venga a visitarme? Porque apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos
saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las
cosas que fueron dichas de parte del Señor". (Lc. 1, 39-45)
Cuando alguien se profesa cristiano, su fe y su vida; lo que cree y cómo lo vive, son dos esferas que están íntimamente unidas. Quien piense que "creer" es sólo profesar un credo religioso, adherir a una religión o a unos dogmas, quizás tiene una pobre visión del término. Porque cuando se cree de verdad se empieza a gustar las delicias con que Dios regala a las almas que le buscan con sinceridad.
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