Palabra de Dios: "Por
aquellos días salió un edicto de Cesar Augusto ordenando que se empadronase
todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Gobernador de
Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió José desde
Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama
Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con su
esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí,
se cumplieron los días del alumbramiento y dió a luz a su Hijo primogénito, le
envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos
en la posada" (lc. 2, 17)
fotografía: Marta Pérez
Meditación: La maternidad divina de María -enseña
Santo Tomás de Aquino sobrepasa
todas las gracias o carismas, como el don de profecía, el don de lenguas, de
hacer milagros... «Dios Omnipotente,
Todopoderoso, Sapientísimo, tenía que escoger a su Madre.
-¿Tú, qué habrías hecho, si hubieras tenido que escogerla?
Pienso que tú y yo habríamos escogido la que tenemos, llenándola de todas las
gracias. Eso hizo Dios. Por tanto, después de la Santísima Trinidad, está
María.
-Los teólogos establecen un razonamiento lógico de ese
cúmulo de gracias, de ese no poder estar sujeta a satanás: convenía, Dios lo
podía hacer, luego lo hizo. Es la gran prueba. La prueba más clara de que Dios
rodeó a su Madre de todos los privilegios, desde el primer instante. Y así es:
¡hermosa, y pura, y limpia en alma y cuerpo!».
Al mirar
hoy a Nuestra Señora, Madre de Dios, que nos ofrece a su Hijo en brazos, hemos
de dar gracias al Señor, pues «una de las
grandes mercedes que Dios nos hizo además de habernos criado y redimido fue
querer tener Madre, porque tomándola Él por suya nos la daba por nuestra».
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