viernes, 20 de marzo de 2020

NOVENA A LA VIRGEN DE LA SALUD. DIA 5º


VISITACION DE MARÍA A ISABEL

Alégrate, Virgen María, llena de gracia. Porque el Señor está en ti



ACTO DE CONTRICIÓN PARA INICIAR TODOS LOS DIAS LA NOVENA


Señor mío Jesucristo, Padre mío redentor de mi alma herido y crucificado por darme la salud que no merezco; arrepentido, y con dolor de haberos ofendido, me llego a Vos, mi Dios, mi Criador y mi salud, y por quien sois, me pes el alma de haberos ofendido con tanta culpa; enmienda de nunca más pecar, por lo que espero de vuestra bondad infinita me habéis de perdonar por vuestra sagrada pasión y por los méritos de mi Madre dulcísima de la Salud, y también confío me librareis en esta vida de la peste de alma y cuerpo, concediéndome lo que os pido en esta Novena, si es para gloria vuestra. Amén.

ORACIÓN PARA EMPEZAR EL DÍA

Eterno Dios, Creador de todas las cosas y Redentor del mundo, que por tu bondad inmensa te dignaste concedernos los premios inefables de la salud eterna, mediante la virginidad fecunda de tu querida Madre María Santísima, mi Señora, que es salud, vida y esperanza nuestra;  yo te suplico humildemente por los méritos de esta soberana Reina, y por los de vuestra pasión; vida y muerte, que cuando llegue la mía, se aparte mi corazón de todas las cosas del mundo, empleándome todo en amaros con un amor ardentísimo, de suerte que muera yo de puro amor a vuestros pies y los de vuestra purísima Madre, y que me ayuden a amaros y a morir todos los Santos y Santas de mi devoción. Pero mientras me quisieres conservar en este valle de miserias, os suplico, Señor, me ayudéis a caminar por el camino de vuestros escogidos, siguiendo vuestros ejemplos, e imitando las virtudes de vuestra Madre Santísima, para que yo merezca veros como os ven los Santos en el cielo, y también os pido me concedáis lo que solicito en esta Novena a mayor gloria vuestra, servicio de mi Señora, salud y provecho de mi alma. Amén.


HIMNO
Madre del Redentor, Virgen fecunda
puerta del Cielo
siempre abierta,
estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permanecés siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.
PALABRA DE DIOS

En aquellos días se levantó María y se fue con presteza a la región montañosa, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel, y en cuanto oyó Isabel el saludo de María, salto de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamando con gran voz, dijo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que fueron dichas de parte del Señor!". (Lc. 1, 39-45)

MEDITACIÓN

asistimos a aquella "segunda anunciación". La que el Espíritu Santo revela a santa Isabel en el momento de reconocer en María a la Madre de su Señor. Estas dos mujeres viven y comparten el mayor secreto que pueda Dios comunicar a los hombres, y lo hacen con una naturalidad sorprendente. Por su parte, María, la llena de gracia, no sólo no se queda ociosa en su casa. Ser Madre de Dios no desdice un ápice de su condición de mujer humilde, de modo que va en ayuda de su prima. Isabel, por su parte, anuncia, inspirada por el Espíritu, una gran verdad: la felicidad está en el creer al Señor.

Cuando alguien se profesa cristiano, su fe y su vida; lo que cree y cómo lo vive, son dos esferas que están íntimamente unidas. Quien piense que "creer" es sólo profesar un credo religioso, adherir a una religión o a unos dogmas, quizás tiene una pobre visión del término. Porque cuando se cree de verdad se empieza a gustar las delicias con que Dios regala a las almas que le buscan con sinceridad.

PETICIONES

Haciendo nuestros sentimientos de María expresados en su cántico de alabanza, oramos a Dios Padre
En este momento que cada uno realice sus peticiones particulares del día

ORACIÓN FINAL

Dios todopoderoso, tú que inspiraste a la Virgen María cuando llevaba en su seno a tu Hijo el deseo de visitar y ayudar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles a tu inspiración , podamos servir como ella de compañía y ayuda a nuestros hermanos.
Por Jesucristo, Nuestro Señor, Amén.

(Rezamos 5 Avemarías)


ORACIÓN PARA ACABAR EL DÍA

Soberana Emperatriz de Cielos y tierra, María Madre de Dios, mar inagotable de salud, en quien todos tus hijos y devotos cifran sus mayores consuelos: todos, postrados ante tus divinas aras, te ofrecemos el humilde obsequio y corto tributo de esta Novena sagrada, y quisiéramos tener el encendido amor y devoción fervorosa con que te alaban los serafines en la gloria, y te ha celebrado todos los santos y justos de la tierra, para que fuese agradable a tus ojos, y a los grandes beneficios que te debemos: todos te rendimos por ellos infinitas gracias y esperamos de tu clemencia, que no han de impedir nuestras culpas el amor con que siempre nos miras: no dejes de mirarnos, Señora, que si tus ojos nos miran, es imposible nos dejen de favorecer tus bellos ojos: mira al Sumo Pontífice; atiende al bien universal de la iglesias, exaltación de la santa fe católica, extirpación de las herejías, y a las benditas Ánimas del Purgatorio, que desde aquella cárcel de fuego imploran tu patrocinio; y en fin, pues eres nuestra Madre dulcísima, échanos a todos tu bendición copiosa, y danos la salud del cuerpo y alma, para que te celebremos después en el reino de la gloria. Amén.

HIMNO A LA STMA. VIRGEN DE LA SALUD

Virgen santa, madre de Amor, salud y esperanza del obre que en su dolor, pone en tus manos su confianza.

 El Tormes besando tu trono de flores te canta canciones, canciones de amores.

Como río inmenso tus hijos se llegan a tus pies hermosos y humildes los besan.
Buscando la salud de cuerpo y alma tus fieles a Ti llegan. Madre mía, salud en Ti buscando los enfermos y las almas que sufren alegría.

Como el rio besando las arenas las arrastra en su alas presuroso, así al besar tus pies las almas buenas, la salud de Ti lleven y el reposo

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