ORACIÓN DE COMIENZO
Haznos, Señor,
sensibles y atentos como María a las necesidades de los demás. Quiero, Señor,
ser buena “escucha” de mis hermanos y saber reconocer que quien le da buen
sabor a la vida es el buen vino de tu Reino. Devuélvenos, Señor, la vitalidad y
la alegría que irradia tu presencia y tu acción en la boda de Caná.
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 2,
1-11
Tres días después se
celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de
Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus
discípulos. Y no tenían vino, porque se había acabado el vino de la boda.
Le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» Jesús le responde:
«¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice
su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.»
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para
las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice
Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta
arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos
lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como
ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo
sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven
primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has
guardado el vino bueno hasta ahora.» Tal comienzo de los signos hizo
Jesús, en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y creyeron en él sus
discípulos. Después bajó a Cafarnaún con su madre y sus hermanos y sus
discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.
MEDITACIÓN
En el Antiguo
Testamento, la fiesta de las bodas era un símbolo del amor de Dios hacia su
pueblo. Era lo que todos esperaban en el futuro. Y precisamente en una fiesta
de bodas, junto a una familia y una comunidad, Jesús cumple su “primer signo”.
La alegría de esta
fiesta pronto se ve ensombrecida: falta el vino. La virgen percibe esta
situación y acude a su hijo.
Llama la atención la respuesta de Jesús: “Todavía no ha llegado mi hora”. La
hora de Jesús es su muerte y resurrección. Solamente en ese momento, es esta
“hora” el misterio de Jesús llegará a su plenitud.
Ahora, en Caná, estamos al inicio del ministerio público de Jesús, por eso Él
mismo dirá a su madre que no ha llegado el momento de su manifestación pública
y total. Jesús irá desvelando poco a poco su identidad y por eso va a realizar
este primer signo.
Esta sociedad necesita
la reacción vigorosa de quienes creemos que todo hombre tiene una dignidad,
pues es criatura de Dios y hermano nuestro.
Como María necesitamos
aprender a presentarle a Jesús, no solo nuestras necesidades, sino las de los
vecinos, de los amigos, de los que sufren por diversas circunstancias… que se
les acabó el vino o no han conocido el vino nuevo: Amor, fe, alegría y paz,
servicio, fraternidad… ¿Si conoces las bondades del Señor para ti, por qué
escondérselas a los demás que sufren porque no las conocen? El amor es el vino
nuevo que necesitamos para crecer en la fe. ¿La lectura orante de la Palabra,
los sacramentos, la ayuda a los demás… son tu apoyo?
ORACIÓN FINAL
Señor dame la gracia de ser un buen «escucha», que
sepa obedecer como María, alegremente tu llamo, que sepa reconocer que quien le
da sabor a nuestra vida, es el buen vino de tu Reino.
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