Este viernes para acabar la cuaresma, no podemos hacerlo de otra forma que no sea acompañando a María en su dolor al ver el sufrimiento de su hijo, por eso os dejamos este precioso Vía Matris que han preparado para nosotros las hermanas carmelitas misioneras que colaboran en nuestra parroquia
Esperamos que este final del camino os lleve a vivir profunda e intensamente estos días de semana santa
al inicio os dejamos dos audios para que podáis acompañar la lectura y meditación
VIA MATRIS
AÑO JUBILAR TERESIANO
PARROQUIA SAN PEDRO APÓSTOL,
SALAMANCA 2023
Introducción
Vamos a vivir este viernes de cuaresma acompañando a María,
madre de Dios y madre nuestra en sus 7 dolores, extraídos de la Palabra de Dios
y meditados con textos de Santa Teresa de Jesús, ya que este año 2023 estamos
viviendo en nuestra Diócesis de Salamanca un Año Jubilar Teresiano.
Es importante recordar que para santa Teresa de Jesús, como
para todo cristiano consciente de su fe, Jesús es el centro orbital de su vida
nueva y de toda la propia historia de salvación. Él es también el centro
nuclear de su pensamiento y su magisterio espiritual. En cierto modo, Teresa
revive la escena evangélica. Como san Pablo, también ella se ha encontrado con
el Resucitado, y éste le ha cambiado la vida y le ha conferido una misión.
Puede asegurar, como el Apóstol, que ‘ya’ no es ella quien vive, sino que
Cristo Jesús vive en ella. Está convencida de que todo en ella deriva del hecho
de que ‘Él la ha amado’ (‘dilexit me’), y que a ese amor corresponde ella con
amor esponsal. Amarlo es seguirlo, servirlo, configurarse con El, para
anunciarlo, dándole gracias y bendiciendo su nombre. Hito final del seguimiento
de Jesús y de toda la vida de Teresa será la ‘unión con el crucificado
resucitado’, en espera de la hora de verlo sin velos: ‘hora es ya de que nos
veamos’, será su postrera invocación en el lecho de muerte. (T. Alvarez, ocd)
ORACIÓN INICIAL:
Represéntate a Cristo delante de ti.
Siempre que pienses de Él,
acuérdate de su amor por ti, que amor saca amor.
Acostúmbrate a enamorarte de su humanidad.
Tráele siempre contigo.
Mira que te mira.
Acompáñale.
Habla con Él.
Pídele por tus necesidades.
Quéjate a Él de tus trabajos.
Alégrate de estar con Él.
No te olvides de Él en esta hora.
Dile palabras que te salgan del corazón (Vida 12,2 y
13,22).
Primer Dolor
La Profecía del Justo Simeón
Lectura del Evangelio
Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al
niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y
bendijo a Dios diciendo:
"Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en
paz;
porque han visto mis ojos tu salvación,
la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. (Lc. 2, 27-33)
(Silencio)
Meditación Teresiana: “Esto me dijo el Señor otro día:
«¿Piensas, hija, que está el merecer en gozar? No está sino en obrar y en
padecer y en amar. No habrás oído que san Pablo estuviese gozando de los gozos
celestiales más de una vez, y muchas que padeció, y ves mi vida toda llena de
padecer y solo en el monte Tabor habrás oído mi gozo. No pienses, cuando ves a
mi Madre que me tiene en los brazos, que gozaba de aquellos contentos sin grave
tormento. Desde que le dijo Simeón aquellas palabras, la dio mi Padre clara luz
para que viese lo que Yo había de padecer. Los grandes santos que vivieron en
los desiertos, como eran guiados por Dios, así hacían graves penitencias, y sin
esto tenían grandes batallas con el demonio y consigo mismos; mucho tiempo se
pasaban sin ninguna consolación espiritual. Cree, hija, que a quien mi Padre
más ama, da mayores trabajos, y a estos responde el amor. ¿En qué te le puedo
más mostrar que querer para ti lo que quise para Mí? Mira estas llagas, que nunca
llegaron aquí tus dolores. Este es el camino de la verdad. Así me ayudarás a
llorar la perdición que traen los del mundo, entendiendo tú esto, que todos sus
deseos y cuidados y pensamientos se emplean en cómo tener lo contrario».
(Relación 36,1)
L: Dios te salve María, llena eres de gracia El Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús
T: Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en
la hora de nuestra muerte, Amén.
Segundo Dolor
La huida a Egipto
Lectura del
Evangelio
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a
José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y
permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para
matarlo". José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a
Egipto. (Mt. 2, 13-14)
(Silencio)
Meditación Teresiana: “acuérdese cómo andaba nuestra Señora
cuando fue a Egipto, y nuestro Padre san José’ (cta 8, 9). “Su Majestad ha sido el libro verdadero adonde he visto las
verdades. ¡Bendito sea tal libro, que deja impreso lo que se ha de leer y
hacer, de manera que no se puede olvidar!” (V 26,5).
L: Dios te salve María, llena eres de gracia El Señor es contigo, bendita
tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
T: Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en
la hora de nuestra muerte, Amén.
Tercer Dolor
El Niño Jesús se queda en el templo de Jerusalén
Lectura del Evangelio
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando
tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse,
pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres.
Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le
buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron
a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en
el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus
respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo:
"Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te
andábamos buscando". Él les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No
sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" Pero ellos no
comprendieron la respuesta que les dio. (Lc. 2, 41-50)
(Silencio)
Meditación Teresiana: “Este Señor
nuestro es por quien nos vienen todos los bienes... ¿Qué más queremos de un tan
buen amigo al lado, que no nos dejará en los trabajos y tribulaciones como
hacen los del mundo? Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le
trajere cabe sí” (V 22,7).
L: Dios te salve María, llena eres de gracia El Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
T: Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en
la hora de nuestra muerte, Amén.
Cuarto Dolor
María encuentra a Jesús con la cruz, camino al Calvario
Lectura del Evangelio
Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: "Este está puesto para caída
y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, ¡y a ti
misma una espada te atravesará el alma!, a fin de que queden al descubierto las
intenciones de muchos corazones". (Lc. 2, 34-35)
(Silencio)
Meditación Teresiana: “Bien de
todos los bienes y Jesús mío, ordenad luego modos cómo haga algo por Vos, que
no hay ya quien sufra recibir tanto y no pagar nada. Cueste lo que costare,
Señor, no queráis que vaya delante de Vos tan vacías las manos” (V 21,5).
L: Dios te salve María, llena eres de gracia El Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
T: Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en
la hora de nuestra muerte, Amén.
Quinto Dolor
María es testigo de la Crucifixión y muerte de Jesús
Lectura del Evangelio
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María,
mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al
discípulo a quien amaba, dice a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu
hijo". Luego dice al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde
aquella hora el discípulo la acogió en su casa. (Jn. 19, 25-27)
(Silencio)
Meditación Teresiana: “Con tan
buen amigo presente, con tan buen capitán que se puso en lo primero en el
padecer, todo se puede sufrir: es ayuda y da esfuerzo; nunca falta; es amigo
verdadero” (V 22,6).
L: Dios te salve María, llena eres de gracia El Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
T: Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en
la hora de nuestra muerte, Amén.
Sexto Dolor
María recibe el cuerpo de Jesús, bajado de la cruz
Lectura del Evangelio
Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se
había hecho discípulo de Jesús, y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de
Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. Entonces José tomó el cuerpo, lo
envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había
hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del
sepulcro, y se fue. María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al
sepulcro. (Mt. 27, 57-61)
(Silencio)
Meditación Teresiana: “Es bueno
pensar las penas que allí tuvo y por qué las tuvo y quién es el que las tuvo y
el amor con que las pasó... Se esté allí con El” (V 13,22).
· Toda una
vida en los brazos de la Madre; la que sintió el primer aliento, recoge ahora
el último suspiro. Todo se ha cumplido.
· Señor
Jesús, abro mis brazos para acogerte, como María. Al tocar tu cuerpo muerto, tu
amor me recorre por dentro, tu vida vence mi pecado.
L: Dios te salve María, llena eres de gracia El Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
T: Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en
la hora de nuestra muerte, Amén.
Séptimo Dolor
La sepultura de Jesús y la soledad de María
Lectura del Evangelio
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en
secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el
cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. En
el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un
sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues,
porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca,
pusieron a Jesús. (Jn. 19, 38, 41-42)
(Silencio)
Meditación Teresiana: Poníame en
las manos de Dios, que Él sabía lo que me convenía, que cumpliese en mí lo que
era su voluntad en todo” (V 27,1).
· Ningún
sepulcro puede retener el grito imparable de la vida. La tierra pronto se
llenará de risas y cantares. Una fe de resurrección pide ir más allá del monte
de las lágrimas.
· Señor
Jesús, cierro los ojos y me pongo confiadamente en tus manos. Hágase en mí tu
proyecto.
Amén.
L: Dios te salve María, llena eres de gracia El Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
T: Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en
la hora de nuestra muerte, Amén.
En la cruz está la vida
En la cruz
está la vida
y el
consuelo,
y ella sola
es el camino
para el
cielo.
En la cruz
está “el Señor
de cielo y
tierra”,
y el gozar
de mucha paz,
aunque haya
guerra.
Todos los
males destierra
en este
suelo,
y ella sola
es el camino
para el
cielo.
De la cruz
dice la Esposa
a su Querido
que es una
“palma preciosa”
donde ha
subido,
y su fruto
le ha sabido
a Dios del
cielo,
y ella sola
es el camino
para el
cielo.
Es una
“oliva preciosa”
la santa
cruz
que con su
aceite nos unta
y nos da
luz.
Alma mía,
toma la cruz
con gran
consuelo,
que ella
sola es el camino
para el
cielo.
Es la cruz
el “árbol verde
y deseado”
de la
Esposa, que a su sombra
se ha
sentado
para gozar
de su Amado,
el Rey del
cielo,
y ella sola
es el camino
para el
cielo.
El alma que
a Dios está
toda
rendida,
y muy de
veras del mundo
desasida,
la cruz le
es “árbol de vida”
y de
consuelo,
y un camino
deleitoso
para el
cielo.
Después que
se puso en cruz
el Salvador,
en la cruz
está “la gloria
y el honor”,
y en el
padecer dolor
vida y
consuelo,
y el camino
más seguro
para el
cielo.
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