lunes, 25 de mayo de 2015

CUARTO DÍA DE LA NOVENA: ANUNCIACIÓN DE NUESTRA SEÑORA

Palabra de Dios: Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando donde ella estaba, dijo: "alégrate llena de gracia, el señor esta contigo... No tema, María, porque has hallado la gracia ante Dios; vas a concebir en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin". María respondió: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra" (Lc 1, 26-38 abreviado)

Meditación: La encarnación del Hijo de Dios es la prueba definitiva de la fidelidad de Dios al hombre. Dios prometió no abandonar al hombre en su caída. En el momento de la Anunciación-encarnación se cumple la promesa. Nuestro Dios es fiel, sabemos de quien nos hemos fiado.
La lealtad de Dios suscita y hace posible la fidelidad de su criatura. María es también la mujer fiel. Ha dado su palabra:  "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi su voluntad". María no se retractará de este compromiso, la lealtad de Dios y de María llegan-más allá y por encima de todas las adversidades- hasta la Cruz. Nuestro compromiso con Dios no debe estar a meced de las circunstancias favorables o adversas. La fidelidad se demuestra precisamente cuando hay que mantener la palabra dada en medio de la obscuridad, el abandono e incluso el rechazo de todos.


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