miércoles, 27 de mayo de 2015

SEXTO DÍA DE LA NOVENA: MATERNIDAD DE MARÍA

Palabra de Dios: "Por aquellos días salió un edicto de Cesar Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se cumplieron los días del alumbramiento y dió a luz a su Hijo primogénito, le envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada" (lc. 2, 17)

Meditación: María nos da a Cristo. En la sencillez del relato evangélico se nos cuenta el acontecimiento más importante de la historia. Tanto que separa los tiempos. Pero todo ocurre tan ocultamente y con tanta pobreza que el nacimiento del Hijo de Dios pasa desapercibido. ¡¡Y ocurre en un pesebre!!
El hijo de María es el Dios con nosotros. Sin embargo, no hay lugar para él en la posada, por eso tiene que ser acostado en un pesebre. Y en aquella noche, allí sólo aparecen José, María y unos cuantos pastores que velan. Jesús, el hijo de María, seguirá sin tener sitio en muchas posadas y muchas posadas perderán la oportunidad de que en ellas viva el Hijo de Dios. Porque hay que acoger al pobre para encontrarse con cristo, hay que tener corazón y hechos de pobre para reconocer a Dios en el hijo de María, mujer pobre.


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